Las tripulaciones esperaban con impaciencia el comienzo de la jornada. La distancia al Cap de Creus no es mucha pero siempre se hace larga. Las previsiones eran buenas, tanto de mar como de atunes, pero los atunes tardaron en aparecer. Como dicen los marineros, “sol y moscas”, así transcurrió el sábado, a excepción de una picada y su posterior carrera en la que el atún se soltó. No ocurrió nada reseñable. El equipo de biólogos, a bordo de la zodiac, iba buscando la sombra del Krakatoa y su hospitalidad.

Fueron unas jornadas extrañas debido a la Covid. Debido a las medidas de protección, los actos sociales quedaron en la reunión de patrones y sorteo de material por los patrocinadores. Una pena no poder haber disfrutado más de viejos y nuevos amigos que entienden la pesca solo si hay futuro.

El domingo comenzó la jornada con un poco más de acción; el Sakatia consiguió pescar y marcar un atún rojo de aproximadamente 50 kg que se liberó sin más contratiempo. Las horas siguieron pasando y justo antes de levantar cañas, el Calabuig anunciaba que estaba en combate. La forma de moverse el animal, la fuerza y algún momento en que subió a la superficie despistaron tanto a pescadores como a biólogos, pasado de una manta-raya a un pez espada. El ejemplar arrastraba fácilmente al barco con una fuerza increíble. Finalmente, tras más de 2 horas de combate, conseguimos verlo en superficie y descubrimos un gigante, un atún gigante que fácilmente pasaría los 2 metros y medio. Desgraciadamente faltando poco menos de 20 metros rompió por el anzuelo dejándonos con las ganas de haber marcado un gigante, superviviente de los años de sobrepesca.

Agradecer tanto a patrocinadores, pescadores, organizadores, al Club Nàutic Llançà, piloto de la zodiac y biólogos su trabajo desinteresado y entusiasta.

Jordi Gallego
Fundador y Director GTR-SIMRAD 2021